sábado, 13 de agosto de 2011

Uruguay a un paso del grado de inversion

Entre diciembre del año pasado y julio de este, las calificadoras de riesgo Stantard & Poor's, Fitch y Moody's elevaron la nota de la deuda pública uruguaya y la dejaron a un escalón del investment grade, "grado de inversión", una cocarda que significa que los bonos públicos de ese país tienen una baja probabilidad de caer en default, por lo que se tornan más atractivos para los inversores, que exigen rendimientos más bajos. Es decir, acceso a financiamiento externo barato.


Si obtiene el grado de inversión, Uruguay pasará a formar parte del selecto grupo de países latinoamericanos integrado hasta ahora por Colombia, Perú, Brasil, México y Chile. En cambio, la deuda de los países con "grado especulativo", como la Argentina, al ser percibida como menos confiable debe ofrecer un "premio" mayor a los inversores para resultar atractiva, es decir, pagar tasas de interés más altas.

Para subir la nota uruguaya, Standard & Poor's sostuvo que ese país mantiene políticas "prudentes y consistentes". Fitch resaltó que sus vulnerabilidades externas y fiscales "se redujeron" y Moody's destacó "una exposición reducida" a los shocks regionales. Reglas.

¿Por qué Uruguay, una economía que equivale al 10% del PBI argentino y que atravesó una crisis en 2002, sí y Argentina no? A diferencia de Uruguay, Argentina declaró el default en 2001 con aplausos del Congreso, mantuvo buena parte de su deuda impaga varios años, pesificó depósitos en forma compulsiva e indexó parte de su deuda a la inflación, que además manipuló, con lo que afectó el patrimonio de los tenedores.

La inflación promedio de Uruguay el año pasado fue del 6,7%, mientras que en la Argentina la real rondó 25% y la oficial 10,4%. "La estabilidad institucional -uno de los pilares del país para lograr un mejor clima de negocios, tratándose de una economía con un mercado interno muy reducido- permitió el arribo de importantes flujos de inversión extranjera directa",

"Las autoridades mantuvieron valores importantes para los mercados internacionales, como el respeto de los contratos y el apego a las reglas de mercado", enfatizó Alfonso Capurro, de la consultora uruguaya CPA/Ferrere. "El Estado siempre respetó los contratos con privados y las obligaciones de deuda pública con acreedores locales e internacionales", agregó.

Según Capurro, "independientemente del sesgo de cada gobierno, en Uruguay existe confianza en el mercado como mecanismo de asignación de recursos". "Si sólo se observara el plano fiscal y la magnitud de la deuda, Argentina debería tener una calificación (de su deuda pública) mucho mayor que la que ostenta", opinó Sibille.

"Pero también posee debilidades, como los cuestionados registros oficiales de inflación (con la cual se indexa parte de la deuda), no haber arreglado aún con el Club de París y una experiencia relativamente reciente y traumática con el default de 2001", agregó. "En materia de voluntad de pago, Argentina hizo avances en los últimos años, pero los antecedentes de la crisis de 2001 no son buenos", coincidió Capurro.

"El Gobierno podría argumentar que no es su culpa la "herencia maldita", pero una calificadora podría juzgar que la institucionalidad argentina no fue lo suficientemente fuerte para evitar el default y el incumplimiento", concluyó.

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