viernes, 5 de noviembre de 2010

Latinoamericanos reviven el “deme dos” en Estados Unidos

El centro comercial Sawgrass Mills de Miami es considerado un ícono del consumo. Es el sexto shopping más grande de Estados Unidos y el segundo destino turístico de Florida después de Disneyworld. Dos de cada tres visitantes son turistas, y de éstos más del 65% provienen de América latina.

“Los brasileños y otros latinoamericanos aprovechan la solidez de sus monedas y están acelerando inversiones y consumo en Miami,” aseguró Joao Medeiros, CEO de Itau Private Bank International, que tiene su casa matriz en Miami.

“Además, en Latinoamérica, especialmente Brasil, en estos últimos tiempos se creó riqueza y la gente está comprando e invirtiendo, tienen segundas residencias y usan a Miami como base para otras inversiones”, agregó.

Este es el otro lado de la segunda ronda de emisión monetaria que lanzó la Reserva Federal de Estados Unidos. Aún antes del miércoles, la posibilidad de que “el helicóptero Ben” inundara Estados Unidos con liquidez había deprimido el dólar.

Desde principios de 2009, el real brasileño se apreció 39% contra el dólar, el peso chileno 32% y los pesos de Colombia y Uruguay casi 25%. Por eso, la creciente clase media latinoamericana salió de compras.

El ritmo de caída del dólar ha sido tal que muchas monedas latinoamericanas volvieron, en términos reales, al nivel donde se encontraban a mediados de los noventa, cuando multitudes de argentinos, brasileños y venezolanos solían inundar los centros comerciales de Miami con el mantra “deme dos”.

“Esto es genial, adoro estar acá. Es la segunda vez que vengo este año y me gustaría seguir viniendo si el real (brasileño) sigue sólido”, contó Paola de San Pablo, mientras sostenía varias bolsas de marcas como Polo Ralph Lauren, Burberry, Nike y otras tiendas de diseño de Sawgrass Mills.

Mientras tanto, Bárbara, de Bogotá, descansa tomando un café en Starbucks después de siete horas ininterrumpidas de shopping. “Mi familia y yo solíamos venir uno o dos días para comprar zapatillas y jeans en los días dorados de los noventa. Ahora nuevamente podemos hacer algo similar”, afirmó.

Pero, en varios aspectos, lo que está sucediendo hoy es lo inverso a fines de los noventa y principios de 2000, cuando el derrumbe económico regional y la devaluación de los tipos de cambio latinoamericanos, que en su mayoría eran fijos, hizo imposible que la generación del “deme dos” continúe su tradición de viajar a Miami.

Ahora ocurre lo contrario porque el dólar débil, combinado con el fuerte crecimiento de las economías latinas y el derrumbe del mercado inmobiliario estadounidense, atrae a los latinoamericanos, quienes desde Miami compran de todo: desde remeras de Banana Republic hasta departamentos en la moderna zona de South Beach.

Sin embargo, este auge también origina problemas en América latina. La apreciación de los tipos de cambio de la región –que ahora en su mayoría no son fijos– redujo la competitividad de sus exportaciones de productos manufacturados. Fomenta la ilusión de riqueza, lo que lleva a ocasional preocupación sobre el tipo de excesivo consumo que en el pasado provocó tantas consecuencias desastrosas. Para algunos, como Medeiros de Itau, los gobiernos latinos deben aprender a lidiar con la apreciación: “Históricamente, estamos acostumbrados a tener problemas ligados a la debilidad de la moneda. Ahora el desafío será enfrentar los inconvenientes que genera una divisa sólida. Los latinoamericanos también están comprando propiedades: los precios de las casas en Florida están 50% más bajos que su pico de 2006.

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