martes, 6 de agosto de 2013

Aceleran la devaluación, pero no se gana competitividad

Tras varios años de haber utilizado el tipo de cambio como un "ancla antiinflacionaria", y en contra de lo que suele argumentar públicamente en contra de un ajuste en la materia, el Gobierno comenzó a acelerar el ritmo de devaluación del peso. La cotización del dólar oficial en julio subió 2,19%, la tasa de devaluación mensual más importante de los últimos cinco años; con ese valor, elevó al 20% interanual el ritmo de indexación cambiaria y la habrá estirado hasta 27% si decidiera mantener en el resto del año una actualización similar a la que dispuso el último mes.
Son tasas que triplican la actualización que, con las mismas autoridades monetarias, se aplicó en promedio en el bienio 2010/11 y pueden llegar a duplicar el ritmo de devaluación respecto de 2012. Pero aun así "no alcanzará" para devolverle al peso la competitividad perdida, según coincidieron en evaluar economistas consultados por LA NACION al respecto.
"Acelerar el ritmo de devaluación no alcanzará para esos fines. Tratar de poner a la par la inflación y la actualización del tipo de cambio a lo sumo servirá para detener el proceso de deterioro cambiario por esta vía. Pero ese esfuerzo parece llegar tarde, cuando el peso resigna además competitividad por ajustes nominales en otras monedas que se la transferían hasta ahora, como el real brasileño", sostiene Fausto Spotorno, del estudio Orlando Ferreres & Asociados.
"Lo que están logrando es alinear las variables. Pero aun cuando el tipo de cambio oficial se indexe por inflación no bastará para devolverle competitividad al tipo de cambio real multilateral, por el giro que se insinúa en el escenario internacional. El problema ahora es que quedaron entrampados: si quisieran recuperar competitividad nominalmente, corren el riesgo de un traslado a precios, que les haría perder en un rato lo ganado", coincidió Marina Dal Poggetto, del Estudio Bein.
PROBLEMA DE ARRASTRE
Para Nadin Argañaraz, del Iaraf, "la mayor devaluación del peso llega en un contexto de debilitamiento del resto de las monedas que no permite mejorar la competitividad de la moneda local y, a la vez, suma riesgo de aumentar las expectativas inflacionarias".
Gabriel Caamaño Gómez, de la consultora Ledesma, uno de los analistas que siguen de cerca desde hace años esta variable, no tiene dudas. Dice que el ajuste que lleva adelante el Gobierno no alcanza para devolverle competitividad al peso porque llega cuando en el mundo ya se desató "un proceso de ajuste de las paridades cambiarias nominales y reales de cara a un nuevo escenario internacional, que estará caracterizado por mayores tasas de interés y la desaceleración de China, lo que se combina con la expectativa de menores precios para las commodities".
El analista explica el concepto tomando como ejemplo la competitividad del peso respecto del real. "En julio, el real acumuló una depreciación nominal respecto del dólar de igual magnitud que la del peso. Pero Brasil tuvo un sexta parte de la inflación local. Así se mantiene el deterioro de competitividad del peso, que llega al 7% en el año frente a esa moneda y ya está en el nivel más bajo desde enero de 2002. Esto quiere decir que entró en zona peligrosa y el dinamismo de la industria local y sus exportaciones se va a resentir en los próximos meses", concluye.
Al respecto, hay un dato que los analistas comienzan a seguir muy de cerca: la involución que muestran las exportaciones industriales apenas se "rasca la cáscara". En junio, último dato oficial, retrocedieron 2%, pese a que en ese mes las ventas de automotores volaron 58 por ciento. "Netas del aporte de este sector, las exportaciones de manufacturas industriales caen 27%", alertó en un reciente informe Nicolás Dujovne.
Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Ecolatina, tampoco observa mejoras en la competitividad cambiaria por esta vía. "Si bien en junio y julio la tasa de depreciación del peso se aceleró, también lo hizo la inflación, así que no hubo ganancia o fue neutra en el mejor de los casos. De hecho, nuestras estimaciones arrojan una suba de precios superior al 2% en ambos meses." Además, cree que el BCRA reaccionó de esa manera no por una mejor lectura del escenario internacional sino porque "reaccionó a la fuerte depreciación del real".
Joaquín Berro Madero, de la Fundación Mediterránea, sostiene que para poder determinar si hay ganancias de competitividad hay que mirar detenidamente el tipo de cambio real multilateral, antes que cegarse con el dólar. Pero, como sus pares, presume que la aceleración en la devaluación nominal "no le dejó" ganancias de competitividad cambiaria al país.
 

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