jueves, 12 de junio de 2008

Las calificadoras, en el ojo de la tormenta



Son un conjunto de empresas que no pudieron adelantarse a la crisis de hipotecas y llegaron tarde a mencionar el riesgo. Lo mismo había pasado en 1997. Así vuelven a quedar en el centro de la escena. Para muchos analistas, deberían modernizarse y estar a la vanguardia de los cambios.

La crisis financiera internacional dejó al descubierto varias grietas no solo de la economía de los Estados Unidos sino también de algunos actores protagónicos de los mercados, como las calificadoras de riesgo.

En los últimos días, los dardos de los inversores, analistas y economistas en general apuntaron contra el pobre desempeño que tuvieron –por ejemplo- Standard & Poor’s, Fitch y Moody´s a la hora de prevenir e informar respecto de la crisis de hipotecas, que fue el epicentro de la crisis que sigue envolviendo los mercados internacionales.

Pero ésta no es la primera vez que una lluvia de críticas pone la lupa sobre la idoneidad de estas agencias. Ya en 1997 con el derrumbe de los países del sudeste Asiático las críticas se habían encaminado en la misma dirección. Evidentemente, en más de 10 años fueron pocos los avances que se lograron.

En esta oportunidad el eje del conflicto es que se les otorgaron buenas notas a los fondos de inversión que sirvieron para que las compañías que brindaron préstamos hipotecarios en Estados Unidos, como Countrywide Financial, volcaran allí sus hipotecas y se hicieran de más dinero para seguir otorgando créditos.

El segundo paso lo dieron los bancos, que colocaron el dinero en esos fondos. Cuando el costo de los préstamos subió de la mano de los aumentos en la tasa de interés y miles dejaron de pagar sus hipotecas, se produjo un efecto dominó que abarcó desde empresas prestamistas hasta los bancos, que restringieron el crédito a empresas y consumidores y afectaron así toda la economía.

En definitiva, fueron muchos los que cometieron errores que ocasionaron –hasta el momento- write downs por más de u$s150 mil millones. Y gran parte de las miradas se las llevan las calificadores. La gran duda que queda flotando es ¿podrán soportar otra vez una crisis que no lograron visualizar a tiempo?. Son confiables, o mejor dicho, a los ojos del mercado, están capacitadas para advertir de los riesgos que pudieran llegar a venir?.

De lo que sí están todos seguros es que a partir de ahora las calificadores deberán aggiornarse. Evidentemente, así como está planteado el juego son de poca ayuda. De ellas depende poder modernizarse y volver a estar a la cabeza, para adelantarse y advertir cuando una tormenta comienza a aparecer en el horizonte.

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