domingo, 14 de junio de 2009

Bonus, segunda parte: los sueldos estrafalarios vuelven a los grandes bancos

En la carrera por alcanzar el salario más alto de Wall Street o de la city de Londres, varios altos ejecutivos de grandes bancos estuvieron dispuestos a asumir demasiados riesgos en sus decisiones ejecutivas.

Esto terminó provocando pérdidas de miles de millones a sus compañías, e incluso la bancarrota, como fue el caso del banco de inversión Lehman Brothers en septiembre de 2008. Su CEO y “sepulturero”, Richard Fuld, había recibido u$s 485 millones entre 2000 y 2007 en sueldos, bonus y stock options.

Como la crisis fue terriblemente profunda, al punto de ver caer uno de los sacrosantos principios del capitalismo como el de la no injerencia del Estado dentro de las entidades financieras, todos los analistas tendieron a suponer que el esquema de compensaciones multimillonarias había llegado a su fin.

Parecía que se terminaba la era de oro de términos como bonus, stock options o golden parachutes (Stanley O’Neill, ex CEO de Merrill Lynch, fue despedido en octubre de 2007 con una indemnización o “paracaídas dorado” de u$s 161 millones).

Pero si bien todos se congratulaban del “efecto saludable” de la crisis en estos esquemas de remuneraciones, nadie salía a explicar cómo se iba a hacer para reducir los bonus y retener al mismo tiempo a los empleados más valiosos o cómo haría un banco para no perder competitividad y valor de mercado si dejaba ir a sus mejores ejecutivos.

Gatopardismo puro

La respuesta a este dilema saltaba a la vista desde el primer momento y se comprueba ahora que la situación del sistema financiero está un poco más estable. Las remuneraciones fijas y variables de los altos ejecutivos bancarios están creciendo nuevamente, después de 18 meses de recortes y estadías en el freezer.

De acuerdo con la revista Financial News, Carsten Kengeter, codirector del banco UBS en Londres, acordó un sueldo de u$s 10 millones anuales hasta el año 2012.

Y eso que la entidad fue una de las que más sufrieron la crisis global y se salvó de la quiebra gracias al rescate del gobierno suizo. Pero en un contexto en el que ya hay una tímida reactivación en algunos sectores de la economía mundial (como en deuda corporativa o compañías petroleras y mineras), las entidades se ven obligadas a salir a “cazar” a los ejecutivos para que no se escapen a la competencia.

Según algunos medios europeos, bancos como Barclays, HSBC, Crédit Suisse y Deutsche Bank habrían contratado a ejecutivos provenientes de sus competidores estadounidenses Bank of America y Merrill Lynch, perjudicados por mayores controles públicos en materia de políticas de remuneraciones.

‘Hoy los talentos se están moviendo claramente hacia las empresas que pueden pagar este tipo de paquetes de bonus desde compañías que no pueden hacerlo‘, sostuvo Stéphane Rambosson, associate partner del head hunter inglés Veni Partners.

Para las compañías estadounidenses, el mercado todavía no está tan tranquilo como para volver a las viejas prácticas salariales. De hecho, el secretario del Tesoro Timothy Geithner pidió recientemente al sistema financiero que cambiara sus políticas de compensaciones variables.

Porque los bonus siguen siendo una mala palabra para la mayoría de los estadounidenses, quienes valoran fuertemente la acción del gobierno de Barack Obama en ese sentido, que presionó a las entidades a reducirlos en hasta un 95% en algunos casos. Pero el truco que encontraron los bancos para sortear esta traba fue minimizar el bonus y maximizar el sueldo fijo.

Morgan Stanley, por ejemplo, anunció aumentos de sueldos para sus ejecutivos altos y medios de entre un 60% y un 130%. Cuando antes se acostumbraba a que la parte fija representara un 20% del total del sueldo, con esta nueva política de Morgan Stanley, el salario fijo pasará a ocupar una proporción mayor.

De todas formas, los analistas coinciden en afirmar que es una cuestión de tiempo el regreso de los bonus y otras compensaciones variables, aunque no a los niveles que se había llegado (un 80% del total).

En una entrevista con BusinessWire, Don Lindner, director de la consultora en temas laborales WorldatWork, sostuvo que “los bonus de los ejecutivos no generaron la crisis, pero la potenciaron alimentando la toma de riesgos. La peor alternativa hubiera sido ver al gobierno fijando techos para las remuneraciones de manera autoritaria. Pero es lógico volver a un mejor equilibrio entre las partes fija y variable.

El dinamismo de los ejecutivos financieros no se verá afectado. Simplemente, estarán más preocupados en administrar la eficiencia en función del riesgo”.

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