domingo, 14 de junio de 2009

Pese a las críticas, pagar millones por el pase de un futbolista es razonable

Los u$s 131 millones que acordó desembolsar Real Madrid por el delantero estrella de Manchester United, Cristiano Ronaldo, es suficiente para cualquier alto oficial de banca se estremezca. La operación es la segunda megaoperación que cierra el club de fútbol español en este mes. Hace pocos días, acordó pagar a AC Milan u$s 91,4 millones por Kaká, el mediocampista brasileño. Las cifras de las transferencias ni siquiera incluyen los salarios que ganarán ambos jugadores. Ronaldo debería estar particularmente complacido de escapar del nuevo tope para la alícuota del impuesto que se cobra en el Reino Unido, 50%.

En un momento en que los sueldos promedio de los aficionados al fútbol están, en el mejor de los casos, estancados, el desembolso de esas exorbitantes sumas es provocador. Pero esos paquetes son más fáciles de defender que aquellos que recibían los banqueros “estrella”, en especial quienes se creían parte de una Premier League de las finanzas internacionales, aunque su talento estuviera en discusión.

Es cierto que los salarios de los futbolistas han subido, junto con las cifras de los pases. Los sueldos de la Liga de Fútbol de Inglaterra aumentaron a un ritmo anual compuesto de 19% desde 1992, según Deloitte. Las remuneraciones absorbieron 62%de los ingresos de la liga el año pasado, comparado con el 50% que se pagan a si mismos los oficiales de banca de inversión.

Tiene sentido pagar altas sumas por el talento que es único. Los mejores futbolistas atraen auspiciantes, llenan estadios, captan televidentes y generan lucrativos ingresos por merchandising. Sin embargo, se está estirando el modelo hasta el límite. En el Reino Unido, BSkyB, el grupo líder de televisión paga, hace poco desembolsó 24% más que el año anterior por los derechos de transmisión de la Premier League. Pero dada la posible quiebra de la rival Setanta, es probable que la puja por los derechos futuros pierda fuerza, y los precios caigan.

Por lo tanto, el retorno sobre la inversión que Manchester United obtuvo con Ronaldo –lo vendió a una cifra cinco veces superior a la que había pagado cuando lo compró en 2003–, o el 700% que AC Milan ganó con Kaká, se convertirán en operaciones del pasado.

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