jueves, 4 de junio de 2009

Final anunciado: tras seis meses de agonía, quebró la automotriz General Motors

Luego de varios meses de transitar por la cuerda floja, General Motors (GM), la mayor automotriz norteamericana, se declaró en quiebra con el acuerdo no sólo de su directorio sino también de los gremios y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuyo gobierno fue uno de los principales mentores de la decisión.

La centenaria automotriz –fue creada en 1908– tiene 90 días para llevar a la práctica su plan de quiebra, que dará a luz una nueva GM, más compacta en su cadena de producción y con menos marcas.

La bancarrota se concretó mediante la declaración ante la Justicia y el pedido de protección federal para iniciar un proceso de reestructuración a partir de un plan consensuado con los acreedores y el Gobierno.

Al menos en el plano de las palabras, las principales partes vinculadas con la quiebra la celebraron como una victoria más que como una derrota.

El presidente de Estados Unidos, por caso, sostuvo que le dará a la compañía “la oportunidad de renacer”.

Por su parte, el timonel de GM, Fritz Henderson, aseguró que “hoy es un día difícil, pero muy importante”. Aunque habrá cambios en el directorio, el timonel de la firma conservará su sillón.

Este gigante automotor, que marca el pulso de la industria norteamericana, mostró sus pies de barro en octubre del año pasado, cuando se declaró la crisis financiera. Pero la historia del fin había comenzado a escribirse mucho antes. La compañía llegó al siglo XXI dependiendo de que los consumidores norteamericanos continuaran comprando motores de gran cilindrada y alto consumo, poco atractivos en tiempos de recesión como los que corren.

En paralelo, sus competidores japoneses Toyota, Honda y Nissan hicieron pié en Estados Unidos y le robaron día a día cuota de mercado. El año pasado, la empresa perdió u$s 30.900 millones, muy por encima de los u$s 8.600 millones de 2005. Entre todos esos años también registró números rojos.

GM pondrá en marcha el plan de viabilidad aprobado el 27 de abril, que contempla concentrar sus operaciones en cuatro escudos: Chevrolet, Buick, Cadillac y GMC.

La iniciativa prevé darle al Estado norteamericano una participación mayoritaria (de entre 60% y 70%) en su propiedad, en retribución al apoyo financiero que recibe del Tesoro. Ayer, por caso, sumó u$s 30.000 millones para su reestructuración.

Los activos de la nueva GM serán transferidos a una entidad controlada por el gobierno de Estados Unidos, el de Canadá, el mayor sindicato de la firma y sus acreedores.

La empresa dio a conocer el nombre de 14 plantas que cerrará en los Estados Unidos en los próximos meses como parte de su reorganización.

En la misma línea, cerrará el último día de este año tres centros de distribución de piezas. Gran parte de esos activos serán liquidados.

La nueva GM también estará fuera de las pizarras bursátiles. Hoy no se verá su nombre en el índice Dow Jones, algo que ocurrirá por primera vez en 83 años.

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