lunes, 30 de mayo de 2011

Crisis griega no se parece a la de Latinoamérica en los 80

La situación en la que se encuentra Grecia es "totalmente distinta" de la de Latinoamérica en su día, según el italiano Lorenzo Bini Smaghi, miembro del consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE).

Los préstamos a Latinoamérica eran en dólares, y las líneas de crédito, normalmente con extranjeros. Los llamados bonos Brady, que convirtieron los créditos bancarios en bonos garantizados fueron una solución para los bancos de aquella región, explica Bini en declaraciones el diario Financial Times.

"Aquí, buena parte de la deuda se ha contraído con los propios griegos. Si Grecia se declarase en suspensión de pagos, se hundiría todo el sistema bancario griego. Necesitaría una gran enorme recapitalización, pero ¿de dónde vendría el dinero?", se pregunta.

Los países latinoamericanos tenían, al menos, los bancos centrales que podían financiar a los Gobiernos y podían recurrir, además, a la inflación para escapar de la crisis, lo que no sería el caso de Grecia, donde el Gobierno tendría que echar, en parte, el cierre además del hecho de que los controles de capitales no son posibles en la UE.

"Si uno se fija en los mercados financieros, enloquecen cada vez que se habla de reestructuración o de suave reestructuración, lo que indica claramente que un proceso semejante no podría ocurrir de modo ordenado, al menos en un entorno como el actual", señala el experto italiano.

Lo mismo ocurre, añade, con la extensión voluntaria de los plazos de vencimiento, como han sugerido algunos políticos de la zona del euro, especialmente, los alemanes. "Son consignas que han intentado usar los políticos, pero a las que no corresponde ningún contenido".

La crisis griega tienen que resolverla, en buena medida, los propios griegos con un programa más profundo de reformas estructurales y fiscales.

Bini calcula que los gobiernos de la eurozona y el Fondo Monetario Internacional tendrán que proveer nuevas ayudas a Atenas del orden de los 30 mil millones de euros, y el resto de sus requerimientos de financiación para el período 2012/13 tendrá que conseguirse mediante privatizaciones y otras medidas.

Los griegos, indica Bini, "tienen activos que pueden vender para reducir su deuda y tienen, también, los instrumentos para modificar sus sistemas impositivos y de gasto público para reducir la deuda... Si uno se fija en la hoja de balance griega, el país no es insolvente".

Incluso en el caso de Grecia, una eventual reestructuración de la deuda o la salida del euro tendría un efecto "desestabilizador tremendo", no sólo en la zona del euro, sino también más allá, comenta.

Los economistas que señalan que el impacto sería "contenible", subraya, son "los mismos que a mediados de septiembre de 2008 decían que los mercados estaban totalmente preparados para la quiebra de Lehman Brothers".

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