miércoles, 18 de mayo de 2011

Re-surgimiento Asiatico

¿La crisis fiscal que hoy afecta a EEUU y la Unión Europa (UE), con déficits incontrolables, excesivos niveles de endeudamiento y ataques especulativos, podría marcar el fin de la supremacía económica de Occidente sobre el resto del mundo?

Para Niall Ferguson, economista e historiador de origen británico, no existen dudas de ello, así como que el centro del poder económico mundial está regresando a Asia, después de cinco siglos de hegemonía de la civilización occidental. El experto plantea su tesis en su último libro, “Civilization: The West and the Rest” (Civilización: Occidente y el Resto), recientemente publicado por la editorial Penguin Books y que, al mejor estilo Felipe Pigna, también tiene su documental para televisión de 6 capítulos sobre el mismo tema. Allí, en base a evidencia histórica, sostiene que la transición no necesariamente será lenta y gradual, sino que se podría dar bastante rápido en los próximos años.

Si bien la tesis de la “decadencia del imperio americano” no es nueva, sí lo es la forma en que lo plantea Ferguson: analizando las estructuras políticas, sociales y económicas de EEUU y la UE y contrastándolas con caídas de imperios anteriores. Para este profesor de la London School of Economics y de la escuela de negocios de Harvard, vale la pena echar un vistazo a cómo se derrumbaron otras potencias económicas en el pasado. El imperio español, que creció enormemente gracias al descubrimiento de América y a los metales preciosos embarcados desde nuestro continente, sucumbió en el siglo XVI cuando su nivel de endeudamiento era tan elevado que hacía falta dos tercios de lo recaudado por la corona para pagar el servicio de la deuda. Y lo mismo se puede decir de la monarquía francesa, que sucumbió a la Revolución de 1789 por tener que destinar más del 60% de sus ingresos al pago de intereses y amortizaciones de su deuda, o del fin del imperio turco-otomano (que iba desde Austria hasta Irak y desde Marruecos hasta Arabia), disuelto en el siglo XIX porque no podía seguir sosteniendo su excesivo endeudamiento, el cual le “comía” la mitad de sus ingresos.

En todos estos casos, el fin de estos imperios se debió a la deliberada quiebra de los Estados que los sostenían, ahogados por las deudas y sin ingresos suficientes para satisfacer las necesidades de sus habitantes, algo que Ferguson compara con lo que está sucediendo en Europa, con riesgos de implosión de la zona euro, y en EEUU, sometido al peligro de una crisis de confianza por las posibles dificultades para seguir financiando sus déficits fiscales y en cuenta corriente. Pero también hay ejemplos de bancarrotas acaecidas por guerras onerosas, como fue el fin de la Unión Soviética en 1991 tras perder la guerra en Afganistán.

Los ases en la manga

Por supuesto, para entender lo que le está sucediendo al mundo occidental desarrollado, el especialista primero se pregunta cómo hizo Europa hace cinco siglos atrás para, al igual que Prometeo, “robarle el fuego” del progreso económico a China y convertirse en el centro del mundo hasta hoy. Porque Ferguson recuerda que hacia el año 1500, las 10 mayores ciudades del mundo estaban en Asia, que la mayor flota marítima era china y que los chinos ya dominaban varias tecnologías imprescindibles para el desarrollo como la imprenta, el reloj, la pólvora o la ingeniería para construir puentes colgantes. Sin embargo en esos momentos, la dinastía Ming que gobernaba China decidió encerrarse y mantenerse aislada del resto del mundo, mientras que los navegantes portugueses y españoles se lanzaban a la conquista de las rutas marítimas hacia Asia para dominar el lucrativo mercado de las especias. Y, según Ferguson, esta competencia entre naciones europeas fue el germen que permitió el desarrollo económico de Occidente y que, siempre de acuerdo con el economista, es uno de los seis atributos que explican el auge de la civilización occidental.

En la visión del especialista, estas “killer apps” que le dieron la supremacía a la civilización occidental son la competencia (que impulsó las innovaciones y las mejoras tecnológicas); los avances científicos (difundidos por las imprentas europeas, mientras que en el mundo árabe, que hasta ese momento había liderado el desarrollo de la ciencia, no se permitía la difusión del conocimiento); el desarrollo de la propiedad privada (que permitió el enriquecimiento de EEUU, a diferencia de América Latina, donde la corona española mantuvo concentrada la propiedad de la tierra); la medicina moderna (para Ferguson, el mayor aporte de Occidente a la humanidad, aunque varios critican esta visión, sosteniendo que los colonizadores europeos “llevaron” sus enfermedades a otras partes del mundo como Africa, donde millones murieron a causa de ellas); la sociedad de consumo (que obligó a producir bienes mejores y más baratos); y la ética protestante del trabajo.

¿Por qué, si Occidente logró erigirse por encima del Resto, ahora estaría perdiendo su liderazgo? En primer lugar, por la crisis de la deuda que afecta a EEUU y la UE, como se dijo. Pero también porque, según Ferguson, Occidente se estaría olvidando de qué fue lo que le permitió alcanzar la supremacía económica mundial. Justamente, la uniformización de los pesos y medidas que lleva adelante la UE para mantenerse competitiva, junto con el afán por dotarse de un único gobierno, sería el mismo error que cometió China en el siglo XV cuando decidió centralizar su gobierno y cerrarse al mundo. Las políticas proteccionistas que se están poniendo en práctica en EEUU y Europa para evitar la “invasión” de productos baratos chinos y de otras partes del mundo van en este mismo sentido.

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