sábado, 27 de diciembre de 2008

El dólar promete más sobresaltos

El 2008 marcó el regreso del dólar. Fue la crisis del campo la encargada de darle el primer empujón, pero después el colapso de los mercados financieros del mundo y, finalmente, la estatización de las AFJP terminaron de consolidarlo como tema de cabecera de la calle. No es para menos.

Después de meses de relativa estabilidad, a lo largo del año, el tipo de cambio coqueteó con un mínimo de $ 3,01, para luego saltar hasta un máximo de $ 3,47 (hace sólo semanas), y volver a los $ 3,41 de la actualidad.

Se sabe, la sensibilidad de los argentinos a los movimientos de la moneda norteamericana es extremadamente alta. Este año, sólo volvió a confirmarlo.

Pero no se espera que en 2009 pierda protagonismo. Para los analistas, las elecciones legislativas generan el caldo de cultivo para una mayor volatilidad del tipo de cambio (ya ocurrió en 2007). A lo que habrá que sumarle algún condimento importado del exterior, ya que parece difícil pensar que la crisis financiera internacional desaparezca con el comienzo del nuevo año.

“En términos nominales, el dólar todavía está retrasado. El año que viene seguro va a tener que estar 50 centavos por arriba de lo que está ahora, porque en términos de competitividad se perdió bastante terreno”, opinó David Mermelstein, economista jefe de Econviews.

“Si suponemos, además, un escenario de relativa calma, entonces solo por cuestiones de fundamentals habría que esperar una depreciación adicional del tipo de cambio. El tema es ver qué otras variables que van a estar influyendo: el clima en un año electoral, los ruidos políticos que pudieran surgir, como pasó con lo de las AFJP. Entonces, ahí sí, hablamos de nuevos rounds o episodios de estrés para el dólar, y los grados de libertad para hacerle frente se van a hacer menores y cada vez más caros”, explicó Mermelstein.

Rodrigo Álvarez, economista de Ecolatina, vislumbra un panorama igualmente desafiante para el tipo de cambio. Según explica, en 2009 la oferta genuina de dólares será inferior, producto de un menor excedente de cuenta corriente (de u$s 16.000 en 2008 pasará a u$s 4.000 M en 2009).

En otras palabras, habrá menos dólares ingresando a una economía que, por otro lado, ya perdió este año capitales por más de u$s 22.000 millones. “El Gobierno puede decidir dónde quiere el tipo de cambio, pero si no se resuelven estas cuestiones fundamentales empezará a regirse por leyes de oferta y demanda. Veo un tipo de cambio en aumento, salvo que el blanqueo genere un aumento de capitales”, dijo.

El precio de los commodities será una de las grandes variables que monitorearán quienes sigan de cerca la evolución del dólar. Nicolás Bridger, economista de Prefinex, asevera que “si se mantienen los precios actuales de las materias primas y la salida de capitales es difícil que el BCRA pueda continuar con su política de flotación administrada o, si lo hace, será a costa de pérdidas crecientes de reservas”. Sin embargo, desliza, “no puede descartarse que el Gobierno apele a mecanismos heterodoxos (desdoblamiento del mercado de cambios) para que no se perciba un salto en el dólar en un año electoral”.

Asociada a la mayor demanda de dólares, iría asimismo una mayor presión sobre las tasas de interés. Los bancos evidenciaron a lo largo del año una importante salida de depósitos, a medida que la gente decidía retirar sus pesos para volcarse a la moneda norteamericana. Como consecuencia, por primera vez desde el 2003, el sistema financiero argentino volvió a ofrecer tasas de interés en pesos positivas en términos reales (esto es, ajustadas por inflación). La Badlar, como se conoce la tasa que pagan las entidades por sus plazos fijos mayoristas, pasó de 5,5% en enero, a 19% la semana pasada. Y si bien los retiros de pesos menguaron, los bancos adoptaron estrategias extremadamente conservadoras en pos de conservar su liquidez y que, para Álvarez, es muy probable que mantengan a lo largo de 2009.

“Cuando la desconfianza aumenta, los bancos se protegen. Al mismo tiempo, hubo muchos recursos que salieron del sistema financiero y que o van a volver, y el Gobierno va a ser dueño de la escasa liquidez. O sea, las tasas van a estar altas”, indica el economista de Ecolatina, para quien “vamos a un escenario de restricción crediticia y de crowding-out, porque el sector público va a tener una mayor participación sobre una torta que se achica”.

En términos generales, resume Bridger, “el rumbo que eligió el Gobierno apunta a una mayor intervención en la economía, no estando exento el sistema financiero. Por ende, no pueden descartarse techos a las tasas de interés y regulación a los créditos de los bancos (ya sucede hoy)”.

Fuente: El Cronista

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