lunes, 29 de diciembre de 2008

Los bolseros se las rebuscan para sobrevivir pero anticipan una depuración

La crisis los obligó a cambiar el foco. Sus mayores ingresos son por trading, pero empiezan a recomendar instrumentos a tasa, con menor volatilidad. Los negocios se redujeron 60% en acciones pero avanzaron 16,7% en cheques

Las sociedades de Bolsa aprendieron a sobrevivir bajo las condiciones de un 2008 turbulento: la subprime, el campo y la recesión global dejaron mercados riesgosos e impredecibles, con volúmenes en mínimos históricos y una volatilidad inédita. El foco de los negocios cambió, y la exigencia para los operadores fue cada vez mayor: hubo que hacerse más hábil para el trading y enamorarse del riesgo; empezar a dudar de los fundamentals de las compañías; y leer las antiguas evidencias del mercado como nuevos indicios en los que no debe confiarse demasiado.

Este año, los inversores acostumbrados a seguir de cerca los fundamentals dejaron de operar, o se volcaron a estrategias activas y de corto plazo. Los conservadores se corrieron de las acciones, y fueron a refugiarse en las colocaciones a plazo: cheques diferidos (avalados), fideicomisos financieros y cauciones (instrumentos sin mercado secundario y, por ende, con menor volatilidad). “En las carteras de inversión aumentó la participación de estos instrumentos a plazo, que en algunos ya llega al 80%”, comentó Federico Desprats, de Intervalores. “El negocio -agregó Mariano Tavelli- se concentró mucho en otros instrumentos de rentabilidad: en cheques de pago diferido, en títulos públicos y no mucho más”, consideró.

Este comportamiento se ve, por ejemplo, en la evolución de los cheques y las cauciones: si bien se vieron afectados por la menor liquidez, mostraron una variación menos dramática que la de las acciones. Los negocios se redujeron 60% en la renta variable (de $ 103 a $ 41,6 millones), mientras que en los cheques avanzaron 16,7% (de $ 1,97 a $ 2,3 millones), y las cauciones cayeron sólo 20% (de $ 139 a $ 111,3 millones).

Algunos arriesgan que, de ahora en más, podría empezar a verse una depuración “despiadada” del mercado. “Claramente, hay menor actividad por los inversores que se fueron”, consideró Desprats. El castigo llegó con la altísima volatilidad y el bajísimo nivel de negocios que provocó, más que nada, la desaparición de las AFJP. La semana pasada, un operador se lamentaba ante El Cronista señalando su monitor: “Fijate, son las cuatro de la tarde, ¿eh? Agrometal hoy no operó; Minetti movió 1.000 pesos; Indupa, que se supone que dentro de la crisis está bastante protegida, tiene un poco más de $ 8.000. Hoy, un inversor chiquito, que tenga 20.000 pesos en este papel, te puede bajar un 10% la cotización si sale a vender. Y te estoy hablando de la posición de cualquier salame, ¿eh?”.

Para Antonio Cejuela, de Puente Hermanos, el pobre volumen desvirtúa la tendencia del mercado y hace perder las herramientas para el análisis técnico. “Cuando compramos un papel, primero hacemos un análisis fundamental. Y una vez decidido, lo seguimos para estudiar el timing. Al no tener volumen, el gráfico pierde sustentabilidad. Se desvirtúa la herramienta”, explicó.

Buena parte del mercado sobrevivió, entre marzo y noviembre, con la fuerte rentabilidad del “contado con liqui”: una operatoria especulativa, que consiste en hacerse de dólares en el exterior comprando acciones con ADR’s, y que emergió con la suba del dólar y la desconfianza local. Pero este “rebusque” también se cortó, una vez que fue prohibido por la Comisión Nacional de Valores (CNV). Con esto, algunos ya reconocen que el panorama se oscureció. “¿De qué vamos a vivir? Buena pregunta... No sé. Si el mercado no nos ayuda, van a quedar menos agentes. De hecho, ya hay varios en problemas, que tuvieron que dejar de operar. La rentabilidad no da”, comentó, en confianza, un operador local.

Fuente: El Cronista

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