jueves, 25 de diciembre de 2008

Las tres grandes de Detroit se encaminan a una quiebra controlada

La Casa Blanca se plantea una quiebra controlada de las grandes empresas automovilísticas de EE.UU. como una manera de salvar el sector, sumido en una grave crisis debido a la drástica caída de las ventas.

En su rueda de prensa diaria, la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, afirmó que van "a hacer algo", pues el Gobierno quiere evitar un "colapso caótico" de las automovilísticas.

Desde hace ya varios meses, la administración Bush está estudiando la mejor salida para salvar a la industria del motor. Tanto General Motors, como Ford y Chrysler se encuentran en la cuerda floja como consecuencia de la grave crisis económica que atraviesa la economía del país así como un importante problema de falta de liquidez.

Los tres grandes de Detroit esperaban que el Gobierno saliera a su rescate al igual que se ha hecho con el sector financiero, sin embargo, las reticencias de los republicanos, que llevaron al rechazo del plan en el Senado, han puesto las cosas muy cuesta arriba para encontrar una solución que no pase por la quiebra, lo cual sería un mazazo importante para Estados Unidos ya que caerían tres de sus principales iconos industriales.

Pero el tiempo corre en contra del sector automovilístico. De hecho, Rick Wagoner, el presidente de General Motors, la más tocada de las tres, avisó el pasado mes de noviembre que de no encontrar la ayuda del gobierno en el primer trimestre del año 2009 se verían obligados a paralizar la producción e, incluso, acogerse a la ley norteamericana de quiebra.

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, George Bush, aseguró durante una comparecencia en el Instituto Estadounidense de la Empresa que "todavía no he tomado una decisión", tras ser preguntado sobre cómo atenuar la crisis que vive el sector. "Bajo circunstancias normales no hay duda de que los tribunales de quiebra son la mejor forma. Pero estas no son circunstancias normales. Ese es el problema", dijo Bush en referencia a la situación de los Tres Grandes fabricantes de automóviles estadounidenses (General Motors, Ford y Chrysler).

Además, el presidente saliente añadió que "estoy preocupado con una quiebra desordenada y el efecto que tendría en la psicología de los mercados". Finalmente Bush se refirió a su sucesor, el presidente electo, Barack Obama, que tomará posesión del cargo el próximo 20 de enero.

"Creo que no es una buena política dejarle una catástrofe gigantesca en su primer día de trabajo", declaró.

El portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, aclaró la posición del presidente al afirmar que "no va a permitir un colapso desordenado de las compañías. Un colapso desordenado sería algo muy caótico". Perino también reveló que la Casa Blanca esta "muy cerca" de tomar una decisión sobre el plan de rescate para los Tres Grandes. "Hay una forma ordenada de declarar quiebras que proporciona un aterrizaje más suave. Esa sería una de las opciones. No estoy diciendo que es necesariamente lo que será anunciado" explicó la portavoz.

Otra opción, apoyada por los demócratas pero que en el pasado Bush rechazó, es que los Tres Grandes reciban miles de millones de dólares del plan de rescate del sistema financiero, que tiene presupuestado 700.000 millones de dólares, aprobado por Washington.

"Hay una gama de opciones y hay muchas opciones", dijo Perino.

Las consideraciones de la Casa Blanca sobre cómo ayudar a los fabricantes domésticos de automóviles.

Fuente: InfobaeProfesional.com

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