domingo, 8 de febrero de 2009

Argentinos, entre la espada y la pared por culpa de Madoff

Steven Molo representa a argentinos y es además abogado de la familia Shapiro, una de las más perjudicadas en EE.UU. por el fraude del financista. En una entrevista, habla sobre los detalles del caso y advierte sobre más riesgos para los inversores

Hay cientos de argentinos perjudicados por Bernard Madoff.

Pero casi como miembros tácitos de una logia secreta, los clientes de banca privada mantienen una suerte de pacto de silencio. Públicamente, nadie reconoce haber visto, ni oído nada. Y no es para menos, quienes siguen de cerca el negocio reconocen por lo bajo que gran parte de las inversiones que tendrían los argentinos en el exterior no pasarían por los filtros de la todopoderosa AFIP. Sin embargo, y según advierte Steven Molo, socio de la práctica de litigios de la firma Shearman & Sterling en Nueva York, quienes quieran intentar recuperar sus fondos no tendrán más opción que dejar el ostracismo.

En una entrevista con El Cronista, Molo, que hoy representa a varios argentinos pero que es sobre todo reconocido como abogado de una de las familias norteamericanas más perjudicadas por Madoff, la de Carl y Ruth Shapiro (perdieron más de u$s 500 millones), explicó que los argentinos que no declararon su dinero en el exterior “deberán enfrentarse con la decisión de declaralo e intentar de esta manera recuperar parte, o directamente tendrán que darlo por perdido”. Eso sí, toda la información que vaya en este caso a la Corte de EE.UU. estará disponible ya sea para el Gobierno argentino o cualquier otra institución que lo solicite.

Pero la pesadilla no acaba ahí. Ni siquiera están fuera de riesgo quienes en algún momento invirtieron directa o indirectamente con Madoff, y que tuvieron la suerte (o la astucia) de retirar sus inversiones antes de que saliera a la luz el escándalo. “El riesgo más grande para los inversores es que tengan que pagar todavía más. Porque la gente que retiró su dinero en los últimos seis años puede ser susceptible de demandas por parte del síndico de Madoff, ya que éste puede reclamarle que le devuelva el dinero”, alertó Molo. Y no se trata de una amenaza acotada a los peces grandes.

“Es una decisión clásica. Porque, por un lado, buscan (por el síndico) ser eficientes y que sus esfuerzos den resultados, pero por el otro lado, sería injusto tratar a los inversores de manera diferente” explica Molo, para quien todos los inversores deberían estar alertas, no importa cuál sea el tamaño de su inversión.

–¿Qué chances tiene la gente de recuperar su dinero?

–Hay un seguro disponible por la Securities Investor Protection Act, que es una una ley federal en EE.UU., y las cuentas en firmas de corretaje están aseguradas por hasta u$s 500.000. Más allá de ese monto, no está claro aún cuánto dinero el síndico recuperará. Madoff debe de haber tenido activos por todo el mundo, con lo cual todavía puede haber algo escondido en alguna parte, y están haciendo en este momento lo mejor que pueden para detectar dónde está el dinero.

–¿Cuánto tiempo puede llevar el proceso legal?

–Entre 4 o 5 años, como mínimo. Es un caso largo. Pero el síndico del caso Madoff puso el 4 de marzo como fecha límite para recibir los reclamos de inversores afectados.

–¿Por qué cree que los reguladores no detectaron el fraude antes?

– Creo que fue un tremendo error por parte de los reguladores. Claramente no tuvieron una buena percepción de lo que estaba pasando.

– ¿Los inversores pueden demandar a los reguladores en EE.UU. por negligencia?

– En los EE.UU., existe el concepto de inmunidad soberana y eso excluye la posibilidad de cualquier demanda exitosa contra un regulador. Y eso se extiende no sólo a las agencias del Gobierno, sino también a las agencias reguladoras como FINRA (el regulador independiente más grande para las firmas de valores de EE.UU) o el New York Stock Exchange, o el Nasdaq.

–¿Espera que con la crisis aparezcan nuevos Madoff?

–Sí, porque lo que está pasando es que la economía está sacando a la luz muchas situaciones de estrés financiero.

Fuente: El Cronista

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