viernes, 13 de marzo de 2009

En plena campaña de recorte, los bancos venden inmuebles y apuran mudanzas

Realizan grandes movimientos de personal, de un punto a otro de la Ciudad, para liberar grandes torres y oficinas que hoy consideran demasiado caros y obsoletos. No buscan hacerse de liquidez, como podría suponerse en plena restricción crediticia, pero se sienten obligados imperiosamente a optimizar sus costos, en medio de una crisis que les deja balances cada vez menos holgados. Y temen, sobre todo, que se les pueda pasar una buena oportunidad, en un mercado inmobiliario en vías de desaceleración.

El fenómeno involucra a entidades de primera línea del sistema financiero local: el Citi, el HSBC, el Standard Bank, el Santander Río, el Hipotecario y el Banco de Córdoba, según pudo consignar El Cronista, ya pusieron en marcha sus respectivos planes de mudanza.

El objetivo: optimizar gastos, en estos tiempos de hambruna financiera. “Por el entorno político, todos los bancos estamos viendo cómo bajar costos, y en el mercado se ve todo tipo de ejercicio para lograrlo. La venta de los edificios propios se hace para reducir gastos, pero no para hacerse de liquidez, porque con lo que se saca por un inmueble no se llega ni al 0,1% del balance del banco. Para eso sería mejor ponerle pressing a la venta y subir las tasas”, explicó el gerente de un banco extranjero en el país. Con ese fin, a partir del 1 de abril, el Citi empezará a subalquilar algunas de las oficinas de un edificio de 10.000 metros cuadrados de última generación que ocupa en la localidad de Martínez. Desde la oficina de prensa del banco no quisieron brindar más detalles, pero una fuente explicó que, con la operación, la entidad no busca hacerse de efectivo: “Tenemos u$s 1.000 millones en depósitos, y el edificio debe valer unos u$s 30 millones. No es significativo”, comentó.

También el Banco Hipotecario, en los últimos meses, empezó a poner en venta las viejas casas de gerentes que lindan con sus propias sucursales en Capital Federal. “Son edificios que están muy buenos, pero que ya no se usan y no cumplen ninguna función para el banco. Por cuestiones de seguridad, los gerentes ya no viven cerca de las sucursales, y las viviendas no están habilitadas para ser casas. El banco tiene la opción de venderla, no con un fin recaudatorio, sino para ponerla en valor”, explicó una fuente.

En el Santander Río hubo, últimamente, algunos movimientos que afectaron al personal de tecnología del banco. Los empleados del sector fueron reubicados en el edificio de una zona de menor valor, ubicado en la calle Antequera, de Barracas, para que quedara liberado uno de los edificios centrales de la compañía, con una capacidad equivalente a un piso y medio del edificio central de la entidad. En ese mismo banco, durante los últimos años de boom inmobiliario, se evaluó varias veces poner en venta los tres grandes edificios propios que están ubicados en el microcentro porteño, y construir en reemplazo de ellos una torre “inteligente”, en un lugar más alejado. El megaproyecto nunca fue ejecutado, pero se analizó como una opción para optimizar costos: “No se marcaría una ganancia, porque se trata del mismo dinero: se venderían inmuebles obsoletos, en un lugar en donde el metro cuadrado es caro, y se construiría una torre de última generación, en un lugar de valores más bajos”, comentó la fuente.

Ayer, además, el Banco de Córdoba anunció la puesta en venta de las tierras de la manzana que ocupa en la capital provincial. Con ella, dijeron, esperan generar ingresos por $ 120 millones.

Otras entidades consultadas por este diario se esmeraron en aclarar que los actuales movimientos inmobiliarios no responden a una necesidad de “achicar” sus operaciones, sino a una decisión de “unificar” las diferentes unidades de negocios.

Es el caso del Standard Bank, que en los últimos días anunció la mudanza de varias de sus oficinas del microcentro a edificios de Puerto Madero. El gerente de Relaciones Institucionales, Marcelo Dupont, explicó a este diario que la decisión se tomó ante la imposibilidad de renegociar el contrato de alquiler que vence con la torre Catalinas, de Retiro, y que a la nueva torre (de 27 pisos, en el extremo norte de Puerto Madero) se trasladarán esas oficinas y las de otros puntos de la Ciudad, como las que hoy están sobre las calles Reconquista, Perón y Diagonal Norte, entre otras. “En todos vencían los contratos de alquiler. Pero se trata de una expansión, y no de un achicamiento”, agregó Dupont. Aunque advirtió, claro, la “conveniencia” del costo de alquiler (u$s 500.000 por mes) en las actuales condiciones del mercado.

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