viernes, 17 de octubre de 2008

Una mirada histórica sobre la crisis financiera

Analizada desde una perspectiva histórica, la crisis actual no resulta tan original como se cree y el derrumbe de precios no se diferencia demasiado de las correcciones experimentadas por los mercados en el pasado. Aunque esto nada dice acerca de lo que vendrá, nos enseña sobre la importancia de mantener firmes las perspectivas de largo plazo en épocas de pánico e incertidumbre.

Por Andrés Cardenal

Sin lugar a dudas estamos viviendo momentos de enorme ansiedad en los mercados, con precios en caída libre, entidades financieras de larga trayectoria que terminan en la quiebra o necesitando rescates de emergencia, aumento del desempleo, disminución de la actividad y otros problemas en la economía real global derivados de la crisis.

Ante semejante cuadro es razonable que todos se pregunten acerca de la seguridad de sus inversiones. ¿Están bien resguardados los ahorros en determinado broker o banco? ¿Cuánto van a caer los precios? ¿Qué se puede hacer al respecto?

En este artículo intentaremos abordar el problema desde una perspectiva histórica para comprender de la manera más realista posible los riesgos existentes y tratar de delinear cursos de acción inteligentes.

Los problemas en los bancos y la seguridad de las inversiones

Seguramente el lector tenga al menos una idea vaga sobre los orígenes de los problemas actuales. Brevemente podemos decir que muchos bancos les prestaron dinero vía créditos hipotecarios a personas insolventes con la expectativa de que los continuos aumentos de precios de las propiedades garantizaran el cobro de las cuotas.

El esquema era más o menos el siguiente: un individuo con poca solvencia financiera compraba una casa de 100.000 dólares mediante un crédito de 90.000. Si con los años la casa pasaba a valer 250.000, el individuo se convertiría en alguien más solvente dado que su patrimonio se había incrementado tanto como la diferencia entre el nuevo precio del inmueble y la deuda hipotecaria.

Se trataba de un modelo de negocio muy beneficioso siempre y cuando los precios de las propiedades se mantuvieran en alza…

Como era de esperar, cuando los precios comenzaron a bajar fueron saliendo a la luz las inconsistencias del modelo. Así las cosas, a partir de septiembre de 2007 muchos bancos tuvieron que reducir el valor estimado de los activos al ver que los préstamos no eran cancelados en tiempo y forma.

Desde esa fecha hasta la actualidad los problemas fueron extendiéndose hasta generar enormes dificultades en entidades de gran tamaño como Bear Sterns, Lehman Brothers, AIG y otras.

Broker en problemas

En este punto, surge la pregunta acerca de qué sucede si el broker donde uno tiene sus inversiones se encuentra en dificultades a raíz de la crisis. ¿Podría perder el dinero?

Es fundamental entender que una cuenta de inversión no forma parte del patrimonio de la firma que la administra. Por lo tanto, aún si el broker fuera a la quiebra, no podrían disponer de ese dinero ni él ni sus acreedores ni la justicia.

Es la naturaleza de las generalmente denominadas “cuenta custodia”: uno deposita el dinero y el broker se compromete a custodiarlo a cambio de una comisión. La tarea consiste en garantizar que en esas cuentas se realicen únicamente las operaciones que el cliente ordene, ni una más ni una menos.

No obstante esta particularidad de las cuentas custodia, existen seguros estatales y privados que garantizan su intangibilidad. Me consta, por ejemplo, que clientes que tenían sus cuentas en Lehman Brothers pudieron operar y disponer de sus activos aún después de anunciada la quiebra del banco de inversión.

En síntesis, los activos depositados en cuentas de inversión son de sus propietarios y no de los bancos, lo que los protege de eventuales malas decisiones de las entidades con su patrimonio. Y aún si lo estuvieran, existen diferentes seguros disponibles para los clientes.

En el caso de los depósitos bancarios, los inversores sí están expuestos a esos riesgos. Los bancos no cobran comisión sino que pagan un interés a los depositantes a cambio de poder utilizar el fondeo que implican esos mismos depósitos para realizar diferentes inversiones en busca de mejores rendimientos que los que ofrece. Este es, en esencia, el negocio bancario.

En este sentido, cabe aclarar que los depósitos en Estados Unidos gozan ahora de una garantía gubernamental de hasta 250.000 dólares. El monto original fue llevado a ese número en la versión del salvataje financiero aprobada por el Congreso norteamericano días atrás, aunque hasta el momento ningún banco decidió durante la actual crisis no devolver sus depósitos a los inversores.

Por supuesto que nada de lo dicho nos protege de caídas en los valores de nuestras inversiones. Si bien los activos siguen estando a nuestra disposición, si los precios bajan perdemos dinero.

Mercado de capitales, ni más ni menos

Un mercado es un lugar físico o virtual donde se compran y venden bienes o servicios bajo determinadas normas. En los mercados de capitales, puntualmente, lo que se negocia son activos financieros (bonos y acciones, entre otros), cuyos precios, por regla, varían todos los días.
En el siguiente gráfico podemos ver la evolución del índice S&P 500 desde la década del ‘40 hasta la actualidad.
El gráfico muestra dos características salientes bien definidas:
Una tendencia al alza que se explica porque los precios de los activos financieros dependen del valor de las empresas que los emiten. Y como a largo plazo la tendencia de las economías y las empresas apunta al crecimiento, la línea dibujada por el índice es ascendente.
Una importante volatilidad alrededor de la tendencia: los precios no siguen un camino recto ni estable hacia el alza sino que presentan períodos de oscilaciones e incluso fuertes bajas. La volatilidad responde al hecho de que son las expectativas de los participantes las que determinan las variaciones de precios en el corto plazo. En el período observado encontramos recesiones, guerras y todo tipo de problemas económicos que generan expectativas pesimistas y, en consecuencia, caída de precios.
Justamente, en uno de esos períodos bajistas nos encontramos. La crisis hipotecaria generó inconvenientes que afectaron negativamente las expectativas de los inversores, induciéndolos a la venta de activos en muchos casos a cualquier precio.

Un derrumbe no tan original

Cuando uno se encuentra inmerso en un clima de pánico e incertidumbre, resulta difícil -aunque muy necesario- mantener las perspectivas de largo plazo.
En el siguiente cuadro publicado por la consultora Bespoke sobre el S&P 500 podemos ver los mercados alcistas (bullish) y bajistas (bearish) que se fueron alternando desde la década del 40 hasta la fecha, con sus respectivas ruedas de comienzo y fin y el porcentaje de suba o baja correspondiente.
Se observa una suba promedio de 1625 días con casi 150% de retorno total y una baja promedio de 393 días con una magnitud de caída apenas superior al 30%.

Considerando la tendencia alcista de largo plazo, no resulta sorprendente que las subas sean más pronunciadas y duraderas que las bajas.

En la actual crisis el índice estadounidense ya presenta una caída cercana al 40% en un poco más de un año. Desde una mirada histórica, se trata de un movimiento lógico, no tan original como podría pensarse si se obviara el pasado.

Una estrategia para inversores inteligentes

Obviamente, el hecho de que el derrumbe resulte esperable en términos históricos nada nos dice acerca del momento en que el mercado tocará sus mínimos ni de la dimensión final de la caída.

No existe una sola persona en el mundo que pueda realizar una predicción al respecto sin temor a equivocarse. Sin embargo, sí conocemos inversores exitosos que saben explotar al máximo estos momentos.

Warren Buffet es el hombre más rico del mundo, de acuerdo con la última edición de la revista Forbes. A diferencia de otros multimillonarios, Buffet amasó su fortuna actuando exclusivamente como inversor y no creando una empresa desde cero, como el caso de Bill Gates con Microsoft.

“Voy a contarles el secreto para volverse ricos: Cierren la puerta. Sean temerosos cuando los demás son codiciosos y sean codiciosos cuando los demás sienten temor.”, señaló alguna vez Buffet durante una conferencia en la Universidad de Columbia.

Buffet hace lo que dice y en estos meses está invirtiendo mucho del cash acumulado en los últimos años en activos que la mayoría de los inversores prefiere vender. Sus compras más resonantes fueron de 5.000 millones de dólares en Goldman Sachs y de 3.000 millones en General Electric.

Cuando el canal de televisión CNBC le preguntó acerca de sus expectativas sobre los mercados con relación a sus últimas inversiones, Buffet declaró: “No sé lo que va a pasar dentro de cinco o diez meses pero sí dentro de cinco o diez años”. (Para más información sobre la entrevista, visitar http://inversorinteligente.wordpress.com/).

Buffet sabe que la tendencia de largo plazo en los mercados es alcista y que quienes compran buenos activos a buenos precios son quienes obtienen mejores resultados con el correr de los años.

Obviamente, los mercados pueden seguir volátiles durante bastante tiempo y nadie sabe a ciencia cierta cuáles serán los efectos de la crisis sobre la economía. Lo que parece claro es que estos episodios implican excelentes oportunidades para los inversores de largo plazo que saben aprovecharlos.

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