lunes, 18 de agosto de 2008

Falleció Sir John Templeton: Lecciones de un grande de las inversiones

El pasado 9 de Julio dejó de existir Sir John Templeton, uno de los más exitosos inversores de valor de todos los tiempos. Repasamos los principios rectores de una persona que tanto en cuanto a su inteligencia como inversor, como en lo que respecta a sus valores morales, es todo un ejemplo a tener en cuenta.

John Templeton nació en Tenesee, Estados Unidos, y se graduó entre los mejores alumnos de su clase en la carrera de Economía de la universidad de Yale.

Realizó estudios de postgrado en derecho y obtuvo la designación de CFA. Al mando del fondo de inversión Templeton Growth Fund logró convertirse en billonario y además cumplió una profunda tarea educativa y filantrópica.

A su vez, fue uno de los máximos exponentes de las inversiones de valor, no sólo porque pudo aplicar con éxito los diferentes aspectos de esta teoría, sino porque, además, logró aportar conceptos propios que hacen a su perspectiva personal sobre el tema.

El apego de Templeton a la teoría del valor puede resumirse en sus declaraciones a la revista Forbes en 1978. “Nunca me pregunto si el mercado va subir o bajar, porque no lo sé, y además no importa. Busco nación por nación y me pregunto: ¿Dónde está aquella con menor precio en relación a su valor?

Cuarenta años de experiencia me enseñaron que se puede ganar dinero sin saber jamás la dirección del mercado”, afirmaba.

Tal vez su principal aporte original a los conocimientos de los inversores pase por haber propagado el enfoque global en inversiones mucho antes de que este sea tan popular como lo es hoy en día.

En tiempos en los cuales invertir en diferentes mercados era una práctica muy poco usual, Templeton traspasaba cualquier frontera en búsqueda de las mejores oportunidades.

Lo que hoy es propagado por todos los expertos y justificado con sofisticados gráficos y estadísticas, para Templeton no fue otra cosa que sentido común. El hecho de que sus contemporáneos calificaran como demasiada extraña esta práctica, poco le importó.

Su filosofía se basaba fuertemente en la independencia de criterio. “Una performance extraordinaria no puede venir de alguien que es siempre parte de la manada”, sostenía.

Los intereses de Templeton fueron mucho más allá del dinero y las inversiones. Una gran parte de su dinero fue donado a instituciones que apoyaban la investigación y difusión de teorías religiosas y filosóficas acerca de las verdades últimas del hombre.

Sus aportes filantrópicos le valieron el título de Caballero por parte de la realeza británica, pero más allá de su solidaridad, resalta el hecho de que consideraba fundamental aportar a la comprensión profunda de la espiritualidad humana.

Lo que dejó Sir John Templeton, tiene un valor imperecedero, ya sea en la faceta de cada uno como inversor como en cuanto a seres humanos que se enfrentan a verdades complejas y profundas que difícilmente uno pueda llegar a conocer en su totalidad. Pero cuya búsqueda no deja de formar parte de la naturaleza de cada uno.

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