sábado, 11 de abril de 2009

Cuando perder el empleo significa perder la identidad

Tal como están descubriendo muchos profesionales que han perdido su empleo, el escozor del despido a menudo es psicológico. “La forma en que uno imagina que reaccionará puede ser muy diferente a la realidad”, explicó Brendan Bruchell, sociólogo de la Universidad de Cambridge, especializado en el impacto que produce el desempleo.

“La gente sueña con tener más tiempo libre, quizás odien a sus colegas o tengan esperanzas de conseguir un trabajo nuevo. Pero, cuando sucede, la desvinculación puede ser devastadora. Muchos no prevén lo importante que es el trabajo para su identidad”.

Cuanto más jerárquico es el puesto de la persona, más profunda es la sensación de no tener empleo. Rachelle Canter, psicóloga social de San Francisco que asesora a ejecutivos de altos cargos en empresas, señaló: “Para obtener una posición elevada dentro de una organización se requiere un alto nivel de compromiso y tiempo en la vida de los ejecutivos, por lo que cuando pierden su trabajo es casi inevitable que se sientan perdidos”.

Si el empleo implicaba mucha socialización, el despido puede significar la pérdida de no sólo la estructura diaria sino también la vida social.

“Los ejecutivos de alto nivel tienden a ser altamente críticos de su propio desempeño y definen su valor propio en base al trabajo”, contó Canter. “Si les quitas el empleo, su autoestima también desaparece”.

Belinda Walmsley de Joslin Rowe, una consultora de selección de personal para servicios financiero observó esos problemas entre el personal de ese sector. “Algunos están muy angustiados y avergonzados. Para muchos empleados jerárquicos es la primera vez que ellos experimentan un fracaso (aunque no lo sea). Pero se toman el despido en forma personal”.

Habitualmente se cree que los hombres sienten más la pérdida de identidad que las mujeres. Pese a la mayor igualdad en los lugares de trabajo, las ejecutivas siguen siendo las mayores responsables por las cuestiones familares y, por lo tanto, no tienden a identificarse tanto con su trabajo.

Sin embargo, aquellas que ocupan cargos de alta jerarquía y pierden su empleo muchas veces se cuestionan los sacrificios personales que han hecho porque “para lograr ese puesto elevado tuvieron que esforzarse más y renunciar a más cosas, cuenta Canter.

La sensación de vergüenza puede ser debilitante, según la profesora Binna Kandola. “La gente se esconde, evita el contacto ocular,” contó. Ese comportamiento es más común entre los hombres aseguró Nicholas Rose, terapeuta en Haswell, Martin and Rose, una clínica privada de Londres.

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