sábado, 18 de abril de 2009

Las caídas en las bolsas mundiales demuestran que el optimismo era prematuro

Si uno quiere tener idea de lo optimistas que se mostraron los mercados mundiales en los últimos días, basta con mirar lo que ocurrió con el yen, que cayó hasta quedar por debajo de la marca de 100 yenes en relación al dólar por primera vez desde octubre, y quedó también muy debilitado contra el euro.

¿Por qué declinó el yen? En parte, la trayectoria de la moneda japonesa fue una respuesta a los fundamentals económicos. Si las exportaciones de un país están en caída, es esperable que su divisa se debilite.

Sin embargo, la tendencia también parece ser parte del brote de optimismo que se vivió en los mercados en las últimas semanas. La caída del yen coincidió con una baja en la volatilidad en el mercado de acciones estadounidenses, medida por el índice Vix, del Chicago Board Options Exchange (CBOE) –que la semana pasada quedó por debajo de 40 por primera vez desde el pico de la última recuperación del mercado bajista, en enero– y con una caída en el precio del oro.

Casi podría pensarse que los inversores llegaron a considerar la posibilidad de volver a las reglas de juego por las que se regían antes del colapso del banco Lehman Brothers, en septiembre pasado.

Pero esto sería, en el mejor de los caso, totalmente prematuro. En cambio, lo que se vio ayer fue la declinación en las acciones de EE.UU. y Europa, además de un repunte en el Vix y la recuperación del yen contra el euro una vez que llegó a su promedio variable de 200 días, que es un importante indicador técnico para los operadores. Todo esto sugiere que el mercado está reconsiderando si el optimismo no lo habrá llevado demasiado lejos.

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