jueves, 16 de abril de 2009

El 80% de las discusiones en las parejas es sobre tareas domésticas

La semana pasada visité a mi supercara dentista cuya clínica está junto a un colegio privado aún más caro. Eran las 8:15 de la mañana y los lujosos coches se detenían para dejar a niñas pequeñas. Mientras miraba, noté algo extraño. La última vez que pasé por delante de esta escuela, hace seis meses, todos los coches eran conducidos por mujeres con llamativos bolsos y elegantes peinados. Pero el lunes pasado, tres de los coches tenían al volante a hombres con ropa informal.

¿Será que los banqueros desempleados estén respondiendo a la oleada local de desprecio intentando ganar algo de popularidad en casa?, me pregunté.

Sospecho que tras la ola de despidos en el sector financiero comenzará el inevitable torrente de divorcios bancarios. Pero no se producirán porque las esposas ya no puedan permitirse un nuevo bolso Gucci. Será más bien una guerra de tareas. Según las estadísticas, dos tercios de los divorcios de parejas de más de 40 años los inician las mujeres. Y el 80% de las discusiones se deben a las tareas domésticas.

Para averiguar cómo hacer mejor las cosas, acabo de leer un libro titulado Getting to 50/50 (Alcanzando el 50%/50%), escrito por dos mujeres estadounidenses de carrera, que expone que un reparto igualitario de las tareas resuelve todos los problemas. "Puedes tener una gran carrera, un buen matrimonio... la clave está en aprovechar tu mejor recurso –el hombre con el que te casaste–", señala el libro.

La idea de que el hombre sea un recurso nunca se me había pasado por la cabeza. El libro asegura que la forma de conseguir una división equitativa es mediante una planilla de cálculos. Una de las autoras consideraba que estaba soportando demasiada carga doméstica, por lo que ella y su marido registraron cada segundo dedicado a las tareas. Cuando vieron los resultados se sorprendieron y a partir de ahí todo fue más fácil.

Acabo de preguntar a dos de mis amigas, ambas con importantes carreras y buenos matrimonios, si dividen de forma equitativa las tareas. La primera respondió que su marido hace más de la mitad que ella porque le encanta cocinar. Mi otra amiga me dijo que hacía el 105% del trabajo de casa. Su marido aporta un -5%, porque olvida recoger a los niños de la clase de teatro.

Mi experiencia indica que no hay nada que garantice más la discordia que preocuparse por el reparto equitativo. Acabo de hacer un test a varias de las parejas que conozco sobre la división de las tareas en casa. En todos los casos el hombre asegura que hace dos o tres veces más de lo que su mujer piensa.

En mi casa, mi marido considera que la división es de 40%/60%; yo más bien creo que es de 10%/90%. No me importa que él haga el 10%; lo que sí me molesta es que piense que es el 40%. Una planilla de cálculo no resolvería esta disputa ya que la medición de las tareas es una cuestión subjetiva. Él da más valor que yo a llevar a nuestros hijos a criquet.Yo hago un montón de tareas que él no valora. El truco está en no preocuparse por el 50%/50%, sino en dejar de contar. No estoy muy segura de cómo deja uno de preocuparse, pero lo que sí sé es que despedir a la empleada doméstica, incluso cuando se pasa por dificultades financieras, no sólo es injusto para ella sino el mayor desperdicio de dinero que existe.

Como dice mi amiga: "Lo bueno de nuestra empleada doméstica no es que ordene las cosas, sino que evita que odie a mi marido".

responsabilizamos por la integridad y la seguridad de este mensaje, ya que el mismo podría estar sujeto a manipulaciones ilegales de información."

No hay comentarios: